— ¡No me importa si querés o no! ¡Entrá! ¡Vamos!
— ¿Por qué siempre tengo que hacer lo que vos decís? ¿Eh?
Estaba harto de escuchar las quejas y tonterías de ese latinito. Era otro día de peleas y frustraciónes causado por él y sus tontas emociones que no podía controlar. A veces pensaba que él quería pelear y que a él le gustaba. En este momento cada actitud que tenía me molestaba. Su pelo negrito cortito, los ojos pequeños, y su sonrisa de hipocresía.
—Entrá en el ascensor ahora o si no, vas a tomar las escaleras.
— ¡Faaa! ¡Tomá las escaleras vos! ¡Te odio! Me voy en el ascensor solo, sin vos.
El latino me empujó y entró en el ascensor, tocando el botón varias veces para cerrar las puertas, pero me metí en la puerta.
— ¡Dale, Salí tarado!
Si hubiera otro ascensor, lo tomaría, pero no. Empezamos a pelear por el lugar en ese chiquito ascensor que apenas llevaba dos personas. Si él no fuera tan arrogante y me dejara entrar, no habría problema en ese momento, porque yo no quería jugar. Si íbamos a pelear, yo iba a ganar.
Me empujó y empezó a decir un montón de palabrotas. Así que, agarré su campera y su cuerpo chiquito y le dijo,
–Bueno, si querés entrar… ¡Entrá!
Lo empujé tan fuerte que chocó con el espejo que cubría la pared dentro del ascensor, y lo rompió. Los pedacitos de vidrio volaban por todos lados. De repente sonó la alarma del edificio como si estuviera un ladrón. La ira que estaba fue reemplazada con urgencia y preocupación. Vi que la cara del latino estaba sangrando y que él estaba re asustado.
— ¡Dale, vamos, entrá antes que llegue la policía!
Entré en el ascensor con el vidrio y el latino. Subimos.
1 comment:
Jajajajjajajajaa ~!!
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